Coplas Tradicionales

Las coplas tradicionales en Zambra (Córdoba)
Silvia Montes Campaña

Introducción

            A lo largo de la historia los pueblos han sabido difundir sus experiencias cotidianas y sus actitudes ante la vida a través de medios muy variados. Uno de ellos es el medio oral, quizá el más importante por su inmediatez y espontaneidad. En este trabajo he tratado de recoger precisamente eso: la espontaneidad del pensamiento de un pueblo a través de sus coplas. En este sentido, es importante recordar que:

... [...] hay coplas amorosas, satíricas, morales, sentenciosas, políticas, religiosas, patrióticas y de todo género. La copla es tan antigua como nuestra historia literaria y se ha perpetuado hasta nuestros días penetrando en la literatura popular de la que es una forma poética de las más cultivadas. Del pueblo la tomaron los poetas eruditos, y así compusieron coplas Juan de la Encina y Sta. Teresa de Jesús. [...] En su origen fueron las coplas composiciones destinadas a ser puestas en música y cantadas en regocijos y fiestas populares, y no sólo son producidas por hombres del pueblo, sino también por poetas cultos. Se llamaron trovas cuando tenían por objeto los galanteos y la vida cortesana, lo que dio origen al arte de trovar y a la gaya ciencia a que tan aficionados eran los poetas del s. XV. El carácter distintivo de la copla es la naturalidad; por eso rechaza las formas rebuscadas y los pensamientos alambicados. Por eso las coplas que pudiéramos llamar eruditas, eran una falsa expresión del género [...]. Generalmente consta la copla de cuatro versos octosílabos, asonantados en los pares; también pueden ser los versos asonantes o consonantes de 8, 11 o 12 sílabas, o bien octosílabos alternados con heptasílabos. Puede constar la copla de 3, 4, 5  o más versos. Hay coplas de villancicos, de redondillas, quintillas, sextillas y de siete, ocho y nueve versos; las hay llamadas reales que constan de 2 estrofas de a cinco versos, con una o dos consonancias...[1]

 

            Comencé a recopilar los datos hace tres años en un pueblo de la subbética llamado Zambra. Me basaré en datos de dicha aldea a la hora de elaborar este trabajo. En Zambra viven unos 500 habitantes cuya ocupación principal son las tareas agrícolas. El cultivo más importante es el olivo, cuya recolección se lleva a cabo de noviembre hasta febrero o marzo. Es importante este dato ya que la mayoría de composiciones que van a ser analizadas se formaron con fin lúdico, es decir, para hacer más llevadero el peso de las tareas de recolección y como diversión en los días de fiesta. Hoy en día, con la nueva y ruidosa maquinaria (sopladoras, máquinas de varear, tractores...), desarrollada recientemente, no se conserva la costumbre de cantar en el campo, pero hace unos años era frecuente escuchar a las mujeres cantando estas formas poéticas orales. Era también frecuente cuando las mujeres iban a lavar al río o a la fuente. Sin embargo, hoy en día todo ha quedado en el olvido y estas canciones sólo quedan en la mente de las personas mayores, para las que su recuerdo supone ya un considerable esfuerzo mental. Se trata del testimonio de personas entre 50 y 82 años, mayoritariamente de sexo femenino (seis mujeres frente a dos hombres) residentes en la citada aldea. 

La “torrezna” y la collá
La rebaná y la “machuna”
Ya podéis apretar
Que no sus fartan acitunas.

                                 (Rosario Montes Rodríguez, 54 años)

[1] Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana (1983), Tomo XV, Espasa-Calpe, Madrid.

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